Suena una dulce melodía envolviendo el silencio y una guitarra canta llenando el alma de sentimientos.
Vuelan las notas hacia el corazón... ¡Palomas con alas blancas! Que hacen que dentro de éste, lágrimas de emoción broten ante la intensidad de esa melodía, que envuelve la noche de paz.
¡Solo son seis¡ Seis cuerdas capaces de bordar, con sus sonidos los nombres de las calles de una ciudad, imaginaria en la mente, pero real en el alma, donde creada a base de ilusiones estaba .
Seis cuerdas, que una a una, van cantando y lanzando al viento lamentos, dirigidos a la luna que acompañada por las estrellas, su manto extiende para recoger cada nota que hasta ella llega.
La primera, lleva en sus sonidos, la más bella melodía; la de una cascada de agua blanca, que deja que el viento le ponga alas, para transportarla hacia un cielo infinito y desde allí dejarla caer como lluvia cristalina, sobre las ciudades contaminadas, que olvidaron el sonido y la belleza de ésta, que de la tierra mana, puede tener.
La segunda, canta a la vida que abre los ojos al mañana, envolviéndola con sonrisas y mimándola como se mima al prodigioso don que es, ¡Poesía! Creada con alegría y dolor, cuando es fruto de la fuerza que da el amor, que como si de un milagro se tratara, hace nacer una flor.
La tercera, llevaba consigo, la calma que da la paz; la certeza de que existe la amistad, la conciencia, la verdad, la limpieza, la bondad…Sensaciones que despiertan al oír el sonido que esta lleva en cada canción, cada nota, cada ilusión, cada átomo de esa magia que la envuelve.
La cuarta, con su lamento, grita a la paz y a la igualdad. Al racimo, al miedo, a la tiranía de un dictador. Los combate llenándose de amor y una profunda fe‚ en que por mucho que quieran luchar contra ella, nunca la van a vencer.
La quinta, canta a los sueños, que empujan para sobrevivir, en un mundo donde la realidad se empeña perseguir estos, pero conscientes de su valor, no se dejan asustar. La batalla es de ellos y la tienen que ganar. Saben que son necesarios en un mundo donde las mentes se olvidan de hacer planes para el futuro. Donde privan realidades difíciles de asimilar. Pero existen sueños que éstas pueden cambiar. ¡Soñar! , ¡Soñar ¡ Soñar ¡ Canta la guitarra una y otra vez.
¡Soñar ¡ Quien sueña sabe, que detrás de algunos de esos sueños, se encuentra otra realidad. Metas que algún día se lograran. El mundo se debe acostumbrar a andar con sueños y realidades y con estos aprender a caminar y mientras camina, ir aprendiendo a separar las realidades y los sueños, que en éste se va a encontrar.
La sexta, habla del amor, ¡Hay amor!, Dulce nombre que embriaga el corazón. Con él se vuelve águila, que sobrevolando todo el interior de cualquier ser, mira la vida con los ojos de la más bella canción, que se puede encontrar dentro del cuerpo de una guitarra, que su voz al amor quiere prestar. Sonido de una cuerda que atrae irremediablemente a todas las demás, que se unen a su cantar, pues saben que sin su belleza, no sonarían con la misma intensidad. Y unidas componen la más bella sinfonía que se pueda imaginar, la sinfonía de la vida que valiéndose de una guitarra, construida de una madera sencilla, producto de la vida misma, al sonar, embriaga el alma y la llena de paz.
Curvas y notas… Cuerdas… Unas tras otras… Bellos sonidos que el oído deseaba atrapar. El alma se envuelve con ellos y entre sus alas se dejaba transportar, hacía un mundo de sensaciones que solo una guitarra acariciada por el silencio de la noche, es capaz de hacer brotar.
Quien invento la guitarra jamás pudo imaginar, que de sus manos brotaba un instrumento que haría que en el viento quedarán, las más bellas poesías que unas sencillas cuerdas en las manos de un ser humano podrían hacer
brotar.
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