Suena el fusil...
Vuelan las balas...
Llora en silencio
la infancia destronadas.
Pureza blanca
teñida del ansiado poder.
Cuerpos de niños
rotos al amanecer.
Con gritos de guerras...
Cansados,
luchan en batallas
contra la locura de los humanos.
Ojos nacidos para reír,
ven horizontes teñidos de sin vivir.
Con la mirada en el mañana
lloran en silencio, gritan sin palabras.
Sonrisas tristes
pueblan los campos.
Como juguetes...
un fusil en las manos.
Annia Mancheño
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