¡ BIENVENID@S !

¡BIENVENID@S! a mi Blog personal.

Desde aquí, espero transmitiros, todas la emociones, sentimientos, alegrías, penas y satisfacciones, que mi pluma sea capaz de plasmar sobre el folio.

Espero que os guste y al menos durante los minutos de lectura de éste, vuestras emociones, sensaciones, sean como mínimo, gratificantes y enriquecedoras.

Un abrazo.
Annia




lunes, 2 de mayo de 2011

¡ RIE, PAYASO !




Con un ímpetu que asombró a todos, Felicin, el Payaso Saltarín, dio una voltereta en el aire, sin perder su sonrisa de payaso e inclinándose , saludó al publico. A continuación, a grandes zancadas, fue retirándose hacía la salida entre ovaciones y aplausos.
¡Bravo! ¡Bravo! Viva Felicin, el Payaso Saltarín!
Una vez fuera del escenario, se encontró con el empresario que dándole palmadas en los hombros, casi vociferando le felicitaba:
Enhorabuena Jorge, hoy a habido un lleno total. Realmente, eres único para despertar la sonrisa de esos niños cada día. Debes sentirte orgulloso y feliz con tu trabajo.
Se dirigió hacía su camerino, desprendiéndose de la pequeña bola roja, que cubría su nariz y los zapatones que llevaba puestos encima de su zapatillas de felpa.
Una vez dentro de este, se sentó delante del espejo, rodeado de bombillas blancas que le miraban impasibles y procedió a retirar meticulosamente, todo resto de maquillaje de sus mejillas, dando paso a una expresión indefinida.
Volvió la mirada hacía el lateral derecho de la habitación y la vio. Dormía plácidamente, mientras que los dorados rizos, acariciaban sus mejillas abrazada a su osito de peluche. Al lado de la cama, una silla de ruedas, sobre la que derramó una mirada de impetuosa tristeza, que aflorando a sus ojos, pugnaban por salir al exterior, convertida en perlas transparente.
Fuera, seguían oyéndose los vítores y aplauso dirigidos ahora a sus compañeros. Dentro de su pecho, transformándose en estalactitas de sentimientos, los recuerdos de los primeros pasos que le vio dar, fluían de una manera hostil, para ensañarse con el presente.
Volvió a mirarse en el espejo. Y en silencio, una voz que procedía de la inevitable apariencia, que se hallaba escondida en aquella cueva de plata,  le gritaba.
¡Ríe, payaso, ríe!
Y sonrió mirando de nuevo al lecho, sin maquillaje, sin tarjeta de presentación, mientras que una mueca en forma de luna menguante, se dibujaba acostada sobre sus labios, congelando su corazón, con el frío de las dos gotas de cristal, que bajaban por su rostro.  

Annia Mancheño








No hay comentarios: