¡ BIENVENID@S !

¡BIENVENID@S! a mi Blog personal.

Desde aquí, espero transmitiros, todas la emociones, sentimientos, alegrías, penas y satisfacciones, que mi pluma sea capaz de plasmar sobre el folio.

Espero que os guste y al menos durante los minutos de lectura de éste, vuestras emociones, sensaciones, sean como mínimo, gratificantes y enriquecedoras.

Un abrazo.
Annia




sábado, 18 de junio de 2011

ABUELOS AMADOS




Sentada, en el Salón de la Residencia,
la vi una tarde, casi de paso…
En sus ojos, una sonrisa…
Una fotografía en las manos.

Surcaban sus pupilas grises,
los recuerdos del pasado,
Y entre arruga y arruga,
se veían dibujados sus pasos.

Llegó a sentarse a su lado,
un alto y canoso anciano,
y mirando a su esposa,
dijo a sus oídos muy bajo:

¿Qué te ocurre mujer mía?
¿Qué trae la sonrisa a tus labios?
¿Dónde vuelan tus recuerdo,
cuando contemplas momentos
del pasado?

Según ellos iba hablando,
mis pasos se acercaban,
y entre sus manos veía,
el motivo de sus palabras.

Vestidos los dos iguales…los niños, 
con pantalón y camisa blanca.
Las niñas con abriguitos y
sombreritos de alas.

Cuatro niños sonrientes,
posaban de pie en la plaza,
al fondo la fuente  estaba,
los cantaros llenando se de agua.

¡Mira Manuel, mira esto!
Enseñándole la foto lloraba.
Nuestros niños ya se fueron...
¡Ahora hay silencio en la antigua casa!

Ya veo mujer… Más… ¡No llores!
¡No ves que la vida avanza!
Ellos tienen su camino.
A nosotros otro camino nos aguarda.

Y cogidos de las manos,
los dos cruzan sus miradas,
pensando que ya sus vidas,
tiene otra meta marcada.

Cuando mis ojos se vuelve…
Al Salón de la Residencia entraban,
tres pequeños sonrientes,
que gritan…saltan y bailan…

Al llegar a los ancianos,
dicen con voz asombrada:
Abuelitos… ¿Qué os pasa?
¿Por qué tenéis en los ojos lágrimas?

 A estos a ver a los pequeños,
hasta el semblante les cambia…
Abren los brazos y dicen:
¡Nada pequeños! . ¡No pasa nada!

Pues entonces, dice uno:
Abuelitos, limpiaros la lágrimas…
Que hoy traemos otro cuento,
Para que nos lo leáis en voz alta.

Ante mi mirada asombrada,
los dos se miran a la cara.
¡Manuel…vamos Manuel!
Qué los niños, atención reclaman.
Ellos son nuestra alegría…
Y los frutos de nuestro amor, llaman…

¿Ya no lloras mujer mía?
¡Ya no lloro, marido del alma!
Porque, ayer, fui Madre y Esposa…
Hoy… Soy… Madre, Esposa…
¡Y Abuela amada!

Annia Mancheño








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