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¡BIENVENID@S! a mi Blog personal.

Desde aquí, espero transmitiros, todas la emociones, sentimientos, alegrías, penas y satisfacciones, que mi pluma sea capaz de plasmar sobre el folio.

Espero que os guste y al menos durante los minutos de lectura de éste, vuestras emociones, sensaciones, sean como mínimo, gratificantes y enriquecedoras.

Un abrazo.
Annia




miércoles, 8 de junio de 2011

EL MONSTRUO DE LOS OJOS VERDES...


Existía un Reino, donde convivían, Reyes  y Vasallos; Siervos de Gleda; Nobles  y Caballeros;  Mercaderes varios; Clero, Campesinos,  y  Juglares… bajo un sistema feudal, que a todos tenía bajo su moral.

Todos ellos, supervisados, por un Monstruo con los ojos, verdes. Con el brillo en éstos, del color del el mar, cuando éste, después de una tormenta, llegaba a la orilla en paz.
Pero… no se  engañen vuestras mercedes…, el color de sus ojos, solo era el reflejo, de un mar tranquilo; pero nunca quieto. Los que le conocían, sabían, que ése brillo adquiría, después de que la tormenta arrasara al pasar, Pueblos, Aldeas y Condados y en éstos dejara para consolidar su poder, amedrentando, a todo aquel que no sucumbiera a sus deseos, entregando a éste su tiempo y trabajo; ante la evidencia de que, si no lo hacía, sus tierras, su pan, desaparecerían, bajo las llamas, que su voz lanzaba.


El Rey…  De nuestro Reino, desde su castillo; alimentaba a éste; poniendo en sus manos, la vida de todos, esperando ingenuo, cauteloso,  que la ecuanimidad, imparcialidad y  moderación, durante su feudalismo; para los que en su reino trabajaran sus tierras, permitiera que fueran atendidos con cierta equidad y objetividad.

Pero… el Monstruo,  sólo concedía a todo aquel que vivía dentro de su feudo, a cambio de un tributo que pagar debían, propiedades, dominios, posesión, dependencia, siempre que le guardaran durante su regencia, la fidelidad pedida.

Dentro de sus dominios, muchos sobrevivían:
Siervos de Gleba…Servidores, que no tenían, derecho a salir de sus campos; donde trabajaban; ligados a sus tierras, sin la libertad, pero con derechos, siempre que a su amo, rindieran pleitesía. Vasallos… súbditos sumisos, que poco ganaban. Pero que, sujetos a éste por un vinculo que les otorgaba, protección mientras, dentro de su feudo, para él trabajaran, e entregaban a éste a todo aquel, que durante un tiempo, desobedeciera su normas; a cambio de obtener su estatus social, y alimentos para poder seguir subsistiendo, tanto ellos, como los miembros, que habitaban en su hogar.

Mercaderes varios... Que comercializaban, si escrúpulos algunos, usando estrategias variadas; siempre que su, negocio fuera viento en popa: tratando con  los campesinos, para después vender sus mercarías, a  Nobles y al Clero; dando a su Señor, lo tratado en privado, para su manutención

Caballeros Errantes… Aristócratas, Hidalgos, leales algunos al pueblo.  Fieles, dignos, distinguidos; que cruzaban batallas, para que éste no les faltará, el sustento diario, sus hogares, su trabajo…

Nobles... Poderosos; que vivían de todos aquellos, que confiaban en ellos; amparándose en las leyes que ellos, distaban a espaldas del pueblo.

Campesinos…  Hombres y mujeres, que se levantaban, al amanecer, para labrar sus tierras; para que éstas dieran, el fruto esperado y pagar a sus Señores, con lo dado, el derecho a vivir en sus Condados. De condición para estos, de plebeyos; solo con derechos, cuando a ellos, éstos aportaban, suculentas ganancias a sus arcas.

Juglares… Poetas, Trovadores, Comediantes, Actores, Artistas, entre otras cosas; que narraban o cantaban, coplas inspiradas, en las vivencias de todos ellos, a cambio de unas monedas, para su sustento.

El Clero…  Señores de la clase Media, que rivalizaban con todos,  por el poder; con las armas de la conciencia, enfrentándose a éstos, con la herramienta que poseían: las leyes de sus supervivencia: ,jurisdicción, poder, autoridad, capacidad de actuar,  dominios personales, así como, facultades y aptitudes, para enfrentarse  a aquellos, que con su destreza, mermar querían sus posesiones.

Todos ellos Señores, juntos,  protagonizan éste cuento…

Más la Luna se esconde… Ya no veo el texto… 

Cuando nazca el día, y vuelva a la Aldea,  con un nuevo Mester, contaré a sus Mercedes;  osado, con mi humilde maestria, cómo entre ellos, la vida transcurre; cómo vive el pueblo; cómo para la Historia, con hechos se escriben, lo que la eternidad guardará, para los hombres venideros…
La luna se esconde… ¡Ya no veo el texto!

Annia Mancheño

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