De tus labios surge la ternura...
Son tus palabras gritos de miedos...
Pero tu mirada encierra
el ansia de tu corazón,
a pesar de tu temor al vuelo.
Entre la incertidumbre y la esperanza...
Entre los deseos y viejos recuerdos...
Buscas a la mujer que muere
y encerrada en las vivencias... ¡Hiere!
Presa de lo conveniente y razonable...
Rebelde ante tus anhelos,
buscas entre tus gritos sin voz
perder la angustia del desconsuelo.
Palpita tu corazón en rebelión
contra los latidos que son su cárcel,
son las cadenas que rompes
cada minuto en que luchando renaces.
Paso a paso... un camino...
Al final encontraras con ellos la senda,
que no existe en tu destino,
cadenas eternas que te detengan.
Deja que el duende de tus miedos
duerma la eternidad de sus penas,
y despierte en tu mirada clara
una nueva flor que se renueva.
Pétalos de libertad personal...
Perfume de esperanza ciertas...
sus raíces serán con tiempo el conocimiento,
que aportará calma a todos tus pensamientos
Annia Mancheño
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