¡ BIENVENID@S !

¡BIENVENID@S! a mi Blog personal.

Desde aquí, espero transmitiros, todas la emociones, sentimientos, alegrías, penas y satisfacciones, que mi pluma sea capaz de plasmar sobre el folio.

Espero que os guste y al menos durante los minutos de lectura de éste, vuestras emociones, sensaciones, sean como mínimo, gratificantes y enriquecedoras.

Un abrazo.
Annia




jueves, 11 de agosto de 2011

EL MONÓLOGO

  

Se abrió el telón. Sobre el escenario, el actor contemplaba al público emocionado. Allí estaban todos. Habían decidido asistir a la ultima representación de la temporada.  El tenia que escenificar un monologo que paso a paso, con textos llenos de vida, iba a explicar las soledades y angustia de un ser humano en la etapa final de su vida.
Cuando le entregaron el libreto, se dio cuenta de que cada palabra, cada hecho que se relataba en él, había llegado hasta su interior, despertando todos los fantasmas, ángeles y demonios, que,  dormidos, salían a flote sobre el escenario para calmar su alma. Aquel libreto era el espejo de su vida. Un espejo donde esa noche de cara al público, quedarían reflejados, sus miserias, equivocaciones y lamentos, así como sus aciertos durante su camino, ansiosos de ser comprendidos y perdonados.
Volvió a contemplar a su público. Todos estaban allí. Habían acudido amigos familias, conocidos... Todos estaban pendientes de él.
Fabricio habló...habló... y habló...dejando que entre palabras y palabras, los silencios cortos fueran posando en la mente de estos, la comprensión. 
Al principio todos escuchaban atentos. ¡Cuánto sufrimiento... ¡ Qué injusta la vida... ¡
La sorpresa fue haciendo su aparición. En la mirada de los concurrentes, miradas de lastima y aparente tristeza caían sobre él. Miradas, en las que las lágrimas brotaban con facilidad.
Fabricio estaba conmovido. Allí estaba su gente, sus amigos, sus hermanos, sus compañeros de viaje. Sus ojos se llenaron también de lágrimas. La emoción, había hecho mella en su espíritu. ¡Habían comprendido ¡ Aquello no era una obra, aquello era su vida. Una vida, como tantas otras, que alguien con capacidad de expresarla con la escritura, había dejado inmortalizada sobre unas hojas para que fuera representada en un país u otro, sobre un escenario dejando constancia de las múltiples razones de un ser humano, para perder su rumbo en el camino.
El primer acto, había concluido y las palmas empezaron a sonar. Era el tan ansiado apoyo, aquel que pedía que la función continuara y la vida fuera relatando sus pasos.

Soledad: 2º Acto

Esta era la palabra clave, ¡Soledad!
Volvieron a levantar sus alas las palabras. Unas tras otras, se fueron dejando caer sobre la platea.
De pronto, Fabricio se percató de que, inexplicablemente, revoloteaban en el aíre, y volvían a el, sin encontrar cobijo en la mente de nadie. Los espectadores, habían perdido interés por la obra.
Un leve susurro, fue alzándose sobre ellos. Aprovechando uno de los silencios, pudo observarles. Las razones y consecuencias de su soledad, parecía no importar a ninguno de ellos. Fue advirtiendo, cómo, con miradas furtivas hacía el escenario, unos y otros, iban relatando al de al lado, sus riquezas y proezas en sus propias vidas. Como justificando sus hechos, iban envolviendo los abandonos personales de cada uno en... “ Yo tenía... yo pensaba... yo creía... yo esperaba... “
Era la palabra más utilizada entre ellos, Yo...Yo... Yo.... Con solo sus Yo... estaban escribiendo el próximo libreto que se representaría en escena.
El decorado sería distinto ; no existiría una cama en una sencilla habitación de un Hospital, esta vez sería una gran habitación, adornada con flores, y, atentas y cariñosas señoritas enfundadas en blancas batas, llevarían a cabo todas las ordenes que médicos de conocido renombres, habrían dejado sobre un folio con el anagrama de una famosa clínica.
Fabricio, decepcionado, los contemplaba. Las palabras, cariño, amigos, hermanos, compañeros, se mezclaban con las palabras, dinero, mayordomo, ama de llaves, cruceros... y miles más, destinadas todas ellas a justificar y explicar actitudes relacionadas con el olvido y la soledad.
El, cayó entonces en la cuenta de que la obra no se escenificaba tan solo en el escenario. Esta se había ampliado hasta llegar a la platea, Allí, cada uno a su manera, iba representando su propio papel; recitaban su propio monólogo, porque no hablaban para los demás, sino para si mismos. Para sus propias conciencias. El actor solo era el espejo, donde con palabras querían dibujar hechos coherentes, pero que a pasar de los brillos solo eran caricaturas de sus propios hechos, de sus propias soledades.
Todos se habían convertido en protagonistas. En actores de una misma obra. ¡LA VIDA!


Allá donde estés...  Siempre estarás conmigo. 


Annia Mancheño

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